Tremenda película de terror argentino. Dirigida por Demián Rugna, quien ya venía incursionando en el género con algunos cortos y «co-direcciones», y un muy buen largometraje (Aterrados). Esta vez sacude con una historia de auténtica maldad.
Guionada y filmada con maestría, despliega un relato autóctono de posesiones, de violenta fatalidad, sin ningún decoro. Y es esto lo que se agradece hoy, en estos tiempos edulcorados y correctos.
En contraposición al clásico slasher «yanki», acá no es un grupo de amigos el que sufre, es un familia. Acá la cosa no sucede en un bosque. Ocurre en EL CAMPO. Acá no te persigue un Jason con una máscara de hockey. Acá acecha la maldad. Y está en todas partes, en todos. No puedo decir más nada. Sólo véanla y pásenla bien… MAL.